miércoles, 9 de marzo de 2011

The Big Nothing #1

El repugnante olor del estofado que mis compañeros habian pedido llenaba mis fosas y en parte lo agradecia, me permitia ignorar los alegres olores que exhudaban los clientes del restaurante. Estos engullian sus platos como posesos, eructando y gritando nuevas ordenes que las mosas robot atendian prontamente, toda esta voragine hacia mucho mas que sacarme el apetito, me dolia la cabeza y sentia nauseas. El capitan por su parte no le prestaba atencion a todo esto, lo mire de reojo y alcance a ver como pasaba un holodisco a uno de los camareros que pasaban. El se dio cuenta y me hizo señas de que me quedara callado. Tuve que tragarme la curiosidad, no entendia que podiamos hacer en un puesto tan lejano de todas las rutas comerciales y militares de las tres Naciones, mi poca experiencia con los alienigenas solo empeoraba las cosas. No sabia que esperar, habia algunos que eran rechochos, de baja estatura y grandes narices, no entendia su idioma pero parecia que estaban constantemente enojados y al borde de la furia, gritando y comiendo como el que mas. Otros eran flacos y graciles pero la pedanteria estallaba en el timbre de su voz. El peor de todos era un enorme sujeto que estaba recostado contra una de las paredes plagadas de recortes de diario, revistas y hasta hojas de libros. Realmente era enorme, sentado me sacaba mas de 5 cabezas y sus fornidos brazos sujetaban cada uno piezas de carne de aspecto repugnante y viscoso que devoraba con avidez. Debia estarlo escudriñando demasiado porque levanto la mirada y me dirigio un obseno gesto que seguramente tenia poco de inocente. Lamentablemente mis observaciones se vieron interrumpidas.

La voz aspera y multiplicada de tres robots nos dijo:
-Señores, Big Nothing los espera.-

¿Big Nothing?.- Le pregunte al capitan.
El mismisimo, ese perro sin casa al fin se digna a llamarnos. Hace por lo menos dos horas que llegamos y tuve que moverme yo primero para que se dirija a nosotros. - Me contesto.

Los robots persistian en su lugar, con educados pero frios ademanes para que nos dirijieramos hacia una lejana puerta que estaba custodiada por sofisticados sensores y un maton con el tamaño y la pelambre de un oso polar. Al acercarnos este se limito a ojearnos de arriba a abajo y dejarnos pasar. Los sensores emitian lentos bips que no demostraron alteracion alguna. Luego de recorrer un largo pasillo llegamos al despacho del regente, el afamado Big Nothing.
Mi sorpresa fue evidente, lo unico que encontre fue un engendro mecanico, la pequeña silueta estaba escondida detras de un escritorio reluciente, con los brazos a lo largo del mismo. A primera vista me parecio tan solo un humano con implantes, pero un pequeño zumbido y extraños movimientos bajo su piel evidenciaron que nos encontrabamos ante un muy mal hecho androide.
Vi que habian facciones en su rostro, pero eran mas bien como si formaran la premisa de un rostro, algo que pujaba por ser pero jamas lo lograba. Big Nothing medio como que sonreia, medio como que contorsionaba la quijada, debia ser dificil para el androide demostrar esos grados de gesticulacion, todo en el era tosco y a medio terminar, se notaban los procesos mecanicos y 'nerviosos' que se suscedian bajo la traslucida piel confiriendole un macabro aspecto. Sus manos se tensaron y algo parecido a las emociones humanas brillo en los dos cristales que tenia por ojos.

- Caballeros, bienvenidos a mi humilde casa.- Dijo, esbozando otra vez esa maldita sonrisa.
 
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