miércoles, 5 de marzo de 2014

Last one.

Una ultima canción fue cantada entre los auditorios de la ciudad, una creación melancólica y a la vez salvaje que al ser escuchada trajo locura a cuantos la percibieran. Siquiera el mas leve sonido lo lograba, era suficiente la sugerencia para dejar al mas fuerte de todos temblando como un recién nacido. Dicen que su compositor no tenia rostro, que era uno de los fae, que detrás de las telas en las cuales brillaban sus ojos tan solo existía frió invierno. Otros claman que la canción era diferente para cada uno, que era el sonido que la muerte misma creaba al galopar su corcel en busca de aquellos sin derecho a vivir. Y el mas triste de todos estos cuentos cuenta que su autor fue un brioso joven que, dedicando su vida al arte, había logrado comprender el corazón de su gente. Y este fue su canto: La fuerza misma de su pueblo hecha sonidos, su historia, sus fallos y victorias, hasta la ultima sonrisa había sido puesta en esa canción y ellos, desnudos por completo, ante el mundo y los dioses, solo pudieron perder su mente pues todo estaba allí, completo y desnudo, cada secreto que podía herirlos ahora vibraba en el aire. Su nombre había sido hablado en voz alta y ese mismo nombre los dioses escucharon, desde los albores del tiempo, a través de la existencia, ese nombre repitieron, destruyéndolo para siempre.
 
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